El proyecto del tren México-Querétaro se perfila como una de las obras ferroviarias más importantes de México, con una inversión estimada en más de 144 mil millones de pesos. Este ambicioso desarrollo contempla un sistema de transmisión diésel-eléctrico, lo que lo convierte en un tren híbrido que combinará tecnologías para optimizar su eficiencia y reducir las emisiones de gases contaminantes. La infraestructura ferroviaria sobre la que se desplazará el tren consistirá en una línea de doble vía, diseñada tanto para el transporte de pasajeros como para la carga, lo que permitirá una mayor flexibilidad en su operación y contribuirá a la reducción del tráfico carretero.
Según la Manifestación de Impacto Ambiental, el proyecto abarcará una extensión de 230.34 kilómetros, con una doble vía en algunos tramos para el transporte de carga y una vía en otros segmentos. La velocidad operativa de los trenes alcanzará los 160 km/h para los de pasajeros y 85 km/h para los de carga, con una capacidad de carga por eje de 19 toneladas para los trenes de pasajeros y 32.5 toneladas para los de carga.
Estas características permitirán una operación eficiente y segura, garantizando un adecuado flujo de mercancías y personas entre ambas ciudades.
El trayecto del tren se desarrollará sobre el derecho de vía concesionado, aunque en ciertos tramos será necesario adquirir nuevas extensiones de terreno para garantizar la funcionalidad y seguridad del proyecto. En total, el proyecto ocupará una superficie de 1.069.9876 hectáreas, de las cuales 463.7819 hectáreas corresponden al derecho de vía ya existente, mientras que 606.2156 hectáreas se destinarán a nuevas áreas de afectación que serán adquiridas para la construcción de la infraestructura ferroviaria necesaria.
El tren partirá de la estación Buenavista del Tren Suburbano en la Ciudad de México y contará con tres paradas intermedias en Tula de Allende, San Juan del Río y Santiago de Querétaro. Se estima que el tiempo total de recorrido será de una hora con 50 minutos, lo que representará una reducción considerable en los tiempos de traslado en comparación con el transporte carretero. El programa de trabajo prevé un plazo de construcción de 30 meses, lo que significa que, de no haber retrasos, el proyecto podría entrar en operación en poco más de dos años y medio.
En cuanto a la inversión, el proyecto requerirá un financiamiento total de 144 mil 99 millones 779 mil pesos, de los cuales un 10% estará destinado a medidas de prevención, mitigación y compensación ambiental. Este monto representa un incremento del 92% respecto a la estimación inicial de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, que había calculado un costo de 75 mil millones de pesos. Este aumento en la inversión responde a ajustes en la planificación del proyecto y a la incorporación de tecnologías avanzadas que permitirán optimizar su desempeño y minimizar su impacto ambiental.
Desde el punto de vista ambiental, se espera que el tren México-Querétaro contribuya significativamente a la reducción de gases de efecto invernadero. Aunque no será completamente eléctrico, su tecnología híbrida permitirá una mayor eficiencia y una menor emisión de contaminantes en comparación con los vehículos de carga y pasajeros que dependen exclusivamente de combustibles fósiles.
Además, el aumento en la capacidad de transporte de pasajeros y carga disminuirá la demanda de transporte por carretera, lo que a su vez reducirá la emisión de contaminantes y contribuirá a mejorar la calidad del aire en la región.
Para minimizar el impacto ambiental, el trazado del tren ha sido diseñado con el objetivo de evitar fragmentaciones significativas en los hábitats naturales. Entre las medidas previstas se incluyen la construcción de pasos de fauna y programas de rescate y reubicación de flora y fauna, lo que permitirá preservar la biodiversidad en las zonas afectadas por la construcción del ferrocarril.
Adicionalmente, el proyecto contempla la construcción de terminales de transporte multimodal a lo largo del eje ferroviario Ciudad de México-Querétaro. Estas terminales aprovecharán la infraestructura existente y permitirán consolidar los centros urbanos ubicados en su trayectoria, fomentando un desarrollo urbano ordenado y mejorando la conectividad regional.
Con estas estrategias, el tren México-Querétaro no solo busca modernizar el transporte ferroviario en el país, sino también contribuir al crecimiento sostenible de las ciudades que formarán parte de su ruta, generando beneficios económicos y ambientales a largo plazo.
