Durante un extenso periodo de tiempo, el “Chepe” se destacó como el único servicio ferroviario de pasajeros en funcionamiento en México, atravesando una parte imponente de la sierra Tarahumara en el norte del país. Sin embargo, esta situación comenzó a cambiar el pasado mes de septiembre, cuando el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, inauguró la mitad del recorrido del tren interurbano México-Toluca, del cual la otra mitad aún se encuentra en proceso de construcción. Sin embargo, el cambio más significativo en la infraestructura ferroviaria de México está programado para el próximo mes de diciembre, cuando se planea poner en funcionamiento la primera fase del famoso y polémico Tren Maya en el sureste del país, un proyecto emblemático de la administración de López Obrador.
No obstante, en medio de estas iniciativas, otra obra de gran relevancia que ha pasado relativamente desapercibida es la del Corredor del Istmo de Tehuantepec, que pretende revivir kilómetros de antiguas vías de tren con el objetivo de transportar pasajeros antes de que finalice el año entre los estados de Oaxaca y Veracruz. Esto sin duda genera una mayor expectación tanto su servicio de pasajeros como su capacidad para transportar mercancías entre los océanos Atlántico y Pacífico, ya que la línea ferroviaria se extiende a través de la parte más estrecha de México, conectando ambas costas. Actualmente, esto cobra especial relevancia debido a la crisis por la escasez de agua que atraviesa el Canal de Panamá, la vía interoceánica predominante en el continente americano ha llevado a la implementación de restricciones en el tráfico de barcos.
A su vez, el Canal de Panamá, que desempeñó un papel fundamental en el comercio interoceánico, también fue el motivo de un revés histórico en el desarrollo del Corredor del Istmo de Tehuantepec. Dado que, a principios del siglo XX, este corredor mexicano vio un auge significativo, con 60 trenes diarios que conectaban la costa este y la costa oeste del país después de que se construyeran los puertos de Salina Cruz y Coatzacoalcos, y el general Porfirio Díaz lo inaugurara en 1907. Sin embargo, cuando el Canal de Panamá abrió solo siete años después, la opción mexicana quedó en el olvido.
Por lo cual, hoy en día, el gobierno mexicano busca revivir el corredor al restaurar las antiguas vías y construir nuevas infraestructuras. En septiembre, López Obrador inauguró simbólicamente la línea ferroviaria de mercancías, lo que generó alegría entre los habitantes de los pueblos del istmo que volvieron a ver trenes circulando después de más de un siglo. Es por ello que, ante la crisis actual del Canal de Panamá, que ha generado problemas en el transporte marítimo debido a la falta de agua, el presidente López Obrador considera que el Corredor del Istmo de Tehuantepec podría ser una alternativa ventajosa para el comercio mundial, dada su ubicación estratégica.
Por lo anterior, el administrador del Canal de Panamá, Ricaurte Vásquez, reconoció en septiembre que la solución mexicana podría representar una potencial amenaza para el Canal de Panamá. Sin embargo, destacó que la única alternativa que podría reemplazar al Canal de Panamá sería si se presentara una situación en la que no hubiera agua en absoluto, algo que no anticipan, ya que confían en que Panamá apruebe pronto la construcción de un nuevo embalse que garantice el suministro de agua para la operación de la infraestructura.
De la misma forma, tanto expertos mexicanos como panameños consultados coinciden en que el Corredor del Istmo de Tehuantepec podría servir como una alternativa para aliviar la alta demanda de barcos que actualmente utilizan el Canal de Panamá. Sin embargo, no lo ven como una competencia directa en términos económicos. Argumentan que el Canal de Panamá atiende una demanda considerable de tráfico marítimo y que la opción mexicana podría ser complementaria más que competitiva. A su vez, el economista panameño Felipe Argote indico que el Corredor de México podría atraer barcos con cargas más pequeñas y que no necesariamente cuente con contenedores, que se dirijan a destinos en Estados Unidos diferentes de la costa este, debido a su ubicación geográfica del corredor mexicano, más cercana a estos destinos, podría ser una ventaja.
Sin embargo, el ahorro de tiempo que ofrece el Corredor de Tehuantepec podría reducirse si se considera el tiempo necesario para transferir la carga del barco al tren y viceversa, además de que el istmo es mucho más ancho que los 80 kilómetros de largo del Canal de Panamá.
Sin duda alguna, la crisis actual del Canal de Panamá ha generado largos tiempos de espera para el paso de barcos, que llevó a algunos a pagar cifras millonarias en subastas para evitar las filas. Y Ante esta situación, algunas empresas podrían considerar seriamente la opción de México debido a la rapidez potencialmente mayor y el costo menor que ofrece. Sin embargo, expertos como el economista Luis Antonio Andrade sugieren que México debería reducir las tarifas para ser competitivo, dado que la inversión en este proyecto se vio beneficiada por la reutilización de vías férreas existentes.
Otro factor importante a considerar para atraer clientes es la seguridad en el trayecto terrestre a través del Corredor del Istmo de Tehuantepec, especialmente en relación con la posibilidad de delincuencia, bloqueos de vías o riesgos de desastres naturales como huracanes y terremotos. Estos aspectos deben abordarse de manera efectiva para garantizar la confiabilidad del corredor como una opción viable para el transporte de mercancías.
Además de la vía férrea, el proyecto del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec se presenta como una plataforma logística multimodal que incluye la creación de una decena de parques industriales. Se espera que las empresas que transporten sus contenedores a través de este corredor puedan establecerse en estos parques industriales, lo que les permitirá transformar sus materias primas en el camino y generar cientos de empleos en la región. Esto representa una oportunidad adicional de desarrollo económico y social para la zona.
De acuerdo con fuentes gubernamentales mexicanas en julio, solo con los cinco primeros polos de desarrollo se espera atraer una inversión privada de alrededor de US$7.000 millones. Además, se anunciaron subsidios fiscales para las compañías que decidan establecerse en la zona. Este enfoque en el desarrollo industrial y la inversión extranjera podría ser la clave para que el proyecto del Corredor del Istmo de Tehuantepec tenga un impacto significativo en la región y en México en general.
A su vez, Benjamín Alemán, socio fundador de la consultora económica Alttrac, coincide en que esta podría ser la principal utilidad del proyecto del corredor, especialmente en beneficio de una de las regiones de México con mayores índices de pobreza y que históricamente ha sido marginada por las autoridades. Más allá de considerarlo como una competencia directa para el Canal de Panamá, Alemán lo ve como un proyecto que busca mejorar el desarrollo económico de la región sureste mexicana y hacerla más atractiva para la inversión en general.
También, la ubicación geográfica del Corredor del Istmo de Tehuantepec juega un papel importante en su atractivo. La ruta entre Asia y la costa este de Estados Unidos es la más utilizada por los clientes que transitan por el Canal de Panamá, y el corredor mexicano está mucho más cerca de estos destinos en comparación con Panamá. Esto podría ser una ventaja importante para las empresas que buscan rutas de transporte más cortas y eficientes.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que el tiempo ahorrado en el viaje por México podría perderse nuevamente debido a los procesos de carga y descarga, así como a la mayor anchura del istmo en comparación con el Canal de Panamá. Además, Panamá también ofrece la opción de utilizar vías de tren para aquellos que prefieren esa alternativa, lo que puede ser una solución efectiva para algunas empresas.
Es por ello que la clave para el éxito del Corredor del Istmo de Tehuantepec radica en su capacidad para ofrecer tarifas competitivas, garantizar la seguridad en el trayecto terrestre y promover el desarrollo industrial en la región. A medida que avance este ambicioso proyecto, será fundamental mantener un enfoque en la eficiencia y la calidad de los servicios ofrecidos, así como en la creación de un entorno favorable para la inversión privada. Con el potencial de generar empleo y desarrollo económico en el sureste mexicano, el Corredor del Istmo de Tehuantepec se presenta como una iniciativa importante en el panorama de la infraestructura y el transporte en México. A medida de que enfrente a los desafíos y oportunidades que se le presenten, se podrá evaluar de mejor manera su impacto en el comercio regional e internacional y por su puesto su relación con el Canal de Panamá.