Tras casi dos años de incertidumbre, el Regiotram del Norte, la iniciativa ferroviaria que busca conectar a Zipaquirá con el centro de Bogotá, finalmente ha encontrado un camino claro. Un estudio realizado por la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) determinó que la operación de este sistema de transporte será exclusivamente para pasajeros, dejando de lado la intención inicial de combinar carga y pasajeros en su recorrido de 45 kilómetros. Esta decisión responde a la dinámica del transporte de mercancías en la región, dado que la mayor parte de la carga se dirige al borde noroccidental de la capital y no al centro de la ciudad, como se había considerado previamente.
La inclusión del transporte de carga había sido una condición impuesta en 2023 por el entonces ministro de Transporte, William Camargo, lo que generó retrasos en el proyecto, obligando a replantear estudios de prefactibilidad y factibilidad. Sin embargo, la propuesta de Camargo generó rechazo en diversos sectores de Bogotá, incluida la administración distrital de ese momento, debido a las implicaciones que tendría el tránsito de trenes de carga durante las noches y de pasajeros durante el día.
Con el nuevo enfoque definido por la ANI, se allana el camino para avanzar en el convenio de cofinanciación entre la Nación, que aportará el 70% de los recursos, y las entidades territoriales, que contribuirán con el 30% restante. Además, se estableció una mesa técnica conjunta con los ministerios de Hacienda y Transporte, así como con el Departamento Nacional de Planeación (DNP), con el objetivo de coordinar esfuerzos y acelerar la ejecución del proyecto.

El Regiotram del Norte, también denominado como Tren de Zipaquirá por el actual Gobierno, contará con un trazado de 45 kilómetros y una capacidad para transportar 180.000 pasajeros diarios. Su flota inicial estará compuesta por 19 trenes de dos coches cada uno. Se estima que la inversión necesaria para su ejecución alcanzará los 9,5 billones de pesos, y se prevé su entrada en operación en 2027.
Una de las grandes ventajas que traen estos novedosos sistemas de transporte es su flexibilidad. Se estima que el Regiotram Norte podrá tener unas 9 estaciones de servicio, tres de las cuales podrían tener conexión a Transmilenio. También se ha hablado de que los dos sistemas de Regiotram puedan conectarse entre sí mediante un sistema de alimentadores.
El proyecto se plantea ejecutar a lo largo del corredor férreo establecido, el cual atraviesa las localidades de Puente Aranda, Teusaquillo, Barrios Unidos, Chapinero y Usaquén en el Distrito Capital, por las veredas Fusca, Yerbabuena y Bojacá en Chía; Calahorra, Chuntame y Rio Grande, además de la Cabecera Municipal de Cajicá y las veredas Centro y Portachuelo, además de los barrios Centro y San Pablo en la Cabecera Municipal de Zipaquirá.
Ajustes en el Regiotram de Occidente
Por otro lado, el Regiotram de Occidente, que busca conectar Facatativá, Madrid y Mosquera con el centro de Bogotá, también ha experimentado modificaciones significativas. La construcción de este proyecto se desarrollará en dos fases: la primera abarcará un corredor de 27 kilómetros entre Facatativá y el sector de HB, en Fontibón; la segunda fase, de 12 kilómetros, se extenderá desde HB hasta el centro de la ciudad.
Uno de los principales desafíos de esta iniciativa ha sido la interferencia generada por el poliducto que transporta combustible jet al aeropuerto El Dorado. Inicialmente, se consideró revestir la tubería, pero los cambios en las normas internacionales de seguridad llevaron a replantear la estrategia. Finalmente, se decidió profundizar el poliducto a 15 metros en lugar de reubicarlo, lo que evitó la compra de predios en Fontibón y permitió avanzar con la planificación de la obra. Se estima que este proceso tomará alrededor de 18 meses.

El cronograma actual establece que las obras del Regiotram de Occidente en el corredor ferroviario iniciarán en abril de este año. Se espera que la primera fase entre en operación en 2026, momento en el cual los pasajeros podrán hacer transbordo con el sistema integrado de transporte público (SITP) para completar sus desplazamientos. La segunda fase, que incluye los tramos urbanos entre Fontibón y el centro de la ciudad, está proyectada para entrar en funcionamiento en 2029.
Este tren ligero, diseñado exclusivamente para pasajeros, contará con una flota de 16 trenes, cada uno compuesto por dos coches con capacidad para 495 personas. Se estima que movilizará diariamente a 140.000 pasajeros, consolidándose como una solución clave para la movilidad en Cundinamarca y Bogotá.
Exoneración de Licencias Ambientales
Tanto el Regiotram del Norte como el de Occidente operarán con energía eléctrica y transitarán por zonas urbanas consolidadas. En consecuencia, estos proyectos ferroviarios fueron exonerados de la obligación de obtener una licencia ambiental por parte de la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (Anla), según una decisión tomada por el Ministerio de Ambiente en abril del año pasado. No obstante, este requisito anteriormente vigente generó un retraso de 16 meses en la ejecución de las obras.

Con estos ajustes, la Gobernación de Cundinamarca y las entidades nacionales buscan garantizar la continuidad de los proyectos y su integración con otros sistemas de transporte en la región. El gobernador Jorge Rey ha manifestado su confianza en los avances de ambas iniciativas, asegurando que los tiempos establecidos permitirán entregar estas soluciones ferroviarias clave para mejorar la movilidad y conectividad entre Bogotá y su zona de influencia.
Por otro lado, el estudio de la ANI establece una conexión de la red férrea central con el valle del Magdalena a través del río Carare, en Santander. Dado que la mayor parte de la carga no se dirige al centro de Bogotá, se contempla la construcción de una variante férrea para redirigir las mercancías hacia tres centros de infraestructura logística especializada (Iles), ubicados en Zipaquirá, Chía y Funza. Estos puntos permitirán descongestionar el transporte de carga mediante su distribución en camiones que abastecerán los grandes centros logísticos de la capital.
Con estos avances, tanto el Regiotram del Norte como el de Occidente se perfilan como proyectos esenciales para el desarrollo del transporte ferroviario en Cundinamarca y Bogotá, impulsando la movilidad y reduciendo la congestión vehicular en la región.