La intersección de la calle 100 con la carrera Séptima, proyectada para convertirse en un punto neurálgico del transporte público en Bogotá, actualmente sigue enfrentando un futuro incierto. Este cruce vital unirá dos nuevas troncales: la de la carrera 68, que se extiende desde el extremo sur de la ciudad y que actualmente está en construcción, y la de la carrera Séptima, cuya construcción ya ha sido contratada y se proyecta desde este punto hacia el extremo norte de la capital. Sin embargo, la obra clave que esperaba conectar estas dos nuevas troncales en este momento se encuentra totalmente estancada. ¿Pero cuál es el motivo de que uno de los proyectos más ambiciosos de la ciudad se haya pausado y estancado de tal manera?
Pues para entender esta historia tenemos que comentar que Inicialmente, la construcción de esta intersección era responsabilidad de los promotores del Plan Parcial El Pedregal. Plan, que incluía un complejo de oficinas y un centro comercial en una ubicación privilegiada junto a la intersección, que fue concebido como una compensación a la ciudad por parte de los desarrolladores inmobiliarios.
El Plan Parcial de Renovación Urbana “El Pedregal” fue aprobado oficialmente en el año 2014 bajo la administración de Gustavo Petro, con el objetivo de revitalizar económicamente las localidades de Usaquén y Chapinero. Este plan innovador preveía la integración del transporte público con un centro comercial y empresarial. Y Originalmente, el promotor, Aldea Proyectos, debía construir una estación de tren ligero en la carrera Séptima como parte de su compromiso urbanístico. Sin embargo, con la llegada de Enrique Peñalosa a la alcaldía, el plan cambió a favor de una troncal de buses por la carrera Séptima, lo que llevó a Aldea Proyectos a demandar al Distrito por daño económico en el 2019, producto de esto, el Juzgado 23 Administrativo suspendió la licitación (justo antes de la adjudicación) y al año siguiente decretó medidas cautelares a favor del concesionario haciendo caer el proyecto de Peñalosa.
Ya Durante la administración de Claudia López, el plan parcial quedó en un letargo de tres años, mientras se estructuraba el Corredor Verde por la carrera Séptima. Sin embargo, durante este mismo periodo La Ex alcaldesa logró llegar a un acuerdo con Aldea Proyectos y además logro adjudicar el tramo III del corredor Verde de la carrera séptima desde la calle 99 hasta la calle 200.
Pero pese a estas buenas noticias, el Plan Parcial no ha podido despegar, manteniéndose de igual manera hasta el momento totalmente detenido.
Esto debido a que Aldea Proyectos, empresa con un historial destacado en la construcción, pero con problemas graves en esta construcción en concreto actualmente enfrenta múltiples demandas y procesos judiciales, incluida una investigación de la Procuraduría y acciones legales de inversionistas como Falabella por incumplimiento de pólizas y plazos. Es decir que actualmente ya no se encuentra en una situación como demandante sino como demandado.
Por tal motivo esta situación ha colocado al Distrito y al IDU en un dilema. Ya que Como se mencionó anteriormente, en la calle 100 con carrera Séptima se unirán la troncal de la 68 y el tramo III del Corredor Verde o troncal de la Séptima. Obras que según cronogramas deberían estar terminadas en el año 2026, por lo que es esencial que las construcciones cercanas a El Pedregal estén completadas y sean operativas. Sin esta intersección, se interrumpiría la conectividad del transporte público y se empeorarían los problemas de movilidad en la zona.
Básicamente Hace unos años, el Distrito confiaba en que el promotor resolvería las dificultades a tiempo, pero tal como se puede evidenciar hasta el momento luego de 10 años, esto no ha sucedido. Con las obras de la troncal de la carrera 68 avanzando y el contrato de la troncal de la carrera Séptima adjudicado, la necesidad de construir la intersección se ha convertido en una prioridad urgente para la ciudad, más que la que se tenía hace unos años cuando estas troncales aún se encontraban en planeación.
Pero Ante esta situación, el Instituto de Desarrollo Urbano está considerando asumir la responsabilidad de la obra y luego cobrar los costos al futuro responsable del Plan Parcial. Esta medida busca asegurar la movilidad en el sector norte de la ciudad, aunque plantea la cuestión de hasta qué punto el Distrito debería asumir esta carga, originalmente competencia exclusiva de la constructora.
En cuanto a esta anterior información cabe resaltar que el director del IDU, Orlando Molano, indicó que están revisando con el promotor si tienen la capacidad de realizar la obra. De no ser así, el IDU buscará mecanismos jurídicos y administrativos para asumir la construcción, garantizando la movilidad en este sector de la ciudad. Además, Molano destacó que, aunque el Distrito podría adelantar la obra, no eximirá a la constructora de su responsabilidad, y se buscarán formas de retribución económica.
No obstante, a ello, La constructora enfrenta actualmente problemas de liquidez y aún no puede poner en operación su complejo de oficinas, ya que esto requiere cumplir con el 59,2% de las cargas urbanísticas. Hoy en día, Aldea Proyectos gestiona un proceso de reorganización empresarial, considerado su última opción antes de una posible liquidación. Este proceso permitiría renegociar deudas y continuar con el proyecto que cuesta alrededor de $136.000 millones, beneficiando a todas las partes involucradas y evitando mayores retrasos.
Por su parte el abogado Agustín Echeverry especialista en derecho administrativo, señala que la reorganización empresarial es una solución viable, que permitiría a la empresa llegar a acuerdos con sus acreedores y de esta manera evitar la quiebra. Igualmente destaco la importancia de una negociación entre el Distrito y Aldea Proyectos, similar a la realizada por la administración de Claudia López, como la mejor opción para superar el estancamiento del proyecto.
Según palabras del mismo abogado para entender mejor esta situación, La reorganización sería un buen camino, por el simple hecho de que el proyecto lleva años paralizado. Por lo que Hoy la figura aplica para empresas con líos financieros y les permite llegar a acuerdos con sus acreedores y tener margen de maniobra. Si la empresa logra acreditar unas condiciones, previstas en la ley, para que se apruebe el proceso, podría renegociar sus deudas y materializar el proyecto, por lo que los procesos jurídicos que se lleven actualmente se verán suspendidos.
Sin duda alguna a nadie le conviene que Aldea proyectos se declare en quiebra, porque entraría en liquidación y todos perderían, incluyendo al gobierno local, los demandantes y la ciudadanía. Además, sin dejar de mencionar que el proyecto se retrasaría aun más de lo que ya lleva detenido. Con la reorganización de la empresa los acreedores y demandantes llegarían a un acuerdo y no se verían afectados financieramente, pero eso si tendrían que ceder algunas cosas como plazos, condonación de intereses, entre otros más, pero eso se hace con el fin de que tanto la empresa como el proyecto sobrevivan a la crisis.
Mientras tanto, las obras de las troncales de la carrera 68 y la carrera Séptima avanzan, y el tiempo se apresura para encontrar una solución que permita la conectividad y funcionalidad de estas importantes infraestructuras de transporte público en Bogotá.