Distrito Amira, en Tulum, México, representa un Conjunto Residencial, que en su mayoría estará rodeado por vegetación y naturaleza que brindaran impresiones únicas a través de los diferentes estilos disponibles en este emblemático condominio. Cada Unidad del complejo funcionará como una comunidad con 54 apartamentos de 1, 2 y 3 dormitorios. El proyecto está sin duda alguna, diseñado para un entorno de gran valor turístico y paisajístico en uno de los lugares naturales más importantes y únicos en la región de Yucatán junto al gran Océano Atlántico.
Los espacios comunitarios de lujo estarán integrados en la naturaleza, por lo que el complejo ofrecerá jardines selváticos, piscinas comunitarias con canales conectados, espacios mágicos al aire libre, pabellones de usos múltiples, áreas de hamacas integradas en el río y equipos de igual manera lugares para la práctica del deporte, así como piscinas en las azoteas interconectadas, gimnasios y espacios de yoga. zonas en cubierta, y dotación de parking exterior. Cada elemento del cada edificio o torre estará destinado a que los residentes puedan relajarse y disfrutar de la naturaleza del lugar, para que los residentes sientan una paz interior y un equilibrio entre cuerpo y alma.
Distrito Amira basa completamente su diseño en lo que se refiere a la comunión entre el ambiente natural y una geometría contrastante con él. La fachada de cada torre intenta y plasma el movimiento de las olas creando dinamismo y como dato a resaltar el material de la fachada del complejo será bambú indígena. Esta arquitectura se fusionará con la Naturaleza del lugar entrando al interior del edificio y conectando a la azotea donde se desarrollará la vida social de cada comunidad con sus experiencias únicas como lo son el spa, el gimnasio y una amenidad llamada “piscinas puente”.
La planta baja está destinada a la ubicación de tantos elementos naturales y espacios comunes, proporciona una piscina privada y un jardín que se comunica con el área central que, como un río-parque, recorre toda la ciudad.
El conjunto de construcciones se ordenará de manera que se promueva la inclusión de los espacios de entrada en el conjunto del espacio exterior, permitiendo de esta manera poder entender esa arquitectura como algo que podía convivir con la naturaleza desde la antigüedad. Con ello se busca desde el exterior un mimetismo con las formas de la naturaleza, de modo que todo venga como un todo, ofreciendo al conjunto el dinamismo propio del movimiento de los árboles con el viento.