Colombia sigue apostando fuertemente por el desarrollo de obras de infraestructura que le permitan mejorar la conectividad, aumentar la competitividad y garantizar un crecimiento territorial más equitativo.
En primer lugar, entre los proyectos que han sufrido fracasos importantes se encuentra la Ruta del Agua, una obra vial que prometía mejorar la conectividad entre El Santuario (Antioquia) y Caño Alegre (Boyacá), con una inversión estimada de 7,6 billones de pesos. Sin embargo, la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) rechazó su estructuración y no hay señales de que el proyecto pueda ser retomado en el corto plazo, lo que representa un duro golpe a la integración vial entre Antioquia, Bogotá y Boyacá.
De forma similar, la ampliación del Hospital de Engativá, en Bogotá, fue cancelada por la Alcaldía en noviembre de 2024. La iniciativa pretendía transformar este centro médico en un hospital de alta complejidad de 32.000 m², pero un conflicto legal derivado de la cancelación de un contrato relacionado con el Hospital San Juan de Dios llevó a su suspensión definitiva.
Mientras tanto, varios proyectos se encuentran con el acelerador puesto, aunque algunos de ellos aún se encuentran lejos de ser adjudicados. Uno de los más ambiciosos es el IP El Dorado Max, una iniciativa privada para ampliar la capacidad del principal aeropuerto del país.
La ANI en compañía de Odinsa Aeropuertos se encuentran actualmente en fase de evaluación, para llevar a cabo este ambicioso proyecto de que contempla una inversión de 12,69 billones de pesos, con el objetivo de atender hasta 74 millones de pasajeros anuales y generar cerca de 194.600 empleos entre directos e indirectos. Este megaproyecto busca garantizar la operación eficiente y el nivel de servicio en uno de los aeropuertos más importantes de Suramérica. Resaltando que si desean conocer más de esta iniciativa en la que hace pocos días se dieron detalles relevantes sobre su ejecución, los invitamos a consultar el video que aparece en pantalla para que conozcan lo más destacado de este importante proyecto que espera en 2026 abrir el proceso de selección del concesionario que ejecutará las obras.

Ya En la región Caribe, otra iniciativa relevante es la Ciudadela Aeroportuaria de Cartagena, que también está siendo evaluada por la ANI. El proyecto ubicado en el corregimiento de Bayunca, representaría una inversión cercana a los 12 billones de pesos y permitiría atender el crecimiento de la demanda aérea en la región, atrayendo nuevas aerolíneas y consolidando a Cartagena como un hub estratégico de turismo y conectividad internacional, respondiendo a la creciente demanda de pasajeros y atrayendo nuevas aerolíneas, rutas y frecuencias.
Por su parte, En el Valle del Cauca, el Tren de Cercanías del Valle sigue ganando terreno. Ya que el pasado 8 de febrero, el Departamento Nacional de Planeación y el Ministerio de Transporte acordaron el cronograma para aprobar el Documento Conpes que lo declarará como proyecto de importancia estratégica. Su tramo prioritario conectará a Cali con Jamundí y, en total, se contempla una red de 73,4 kilómetros de vías férreas distribuidas en dos líneas, con una inversión estimada de 13 billones de pesos.
Asimismo, En la región Caribe, uno de los proyectos más ambiciosos en etapa de factibilidad es el Tren del Caribe, un ferrocarril que busca unir a Cartagena, Barranquilla y Santa Marta a través de una línea férrea moderna que transporte tanto carga como pasajeros. Este proyecto cuenta con respaldo del gobierno nacional y de entidades territoriales, y representa una apuesta por revitalizar el sistema ferroviario del norte colombiano, disminuyendo la dependencia del transporte por carretera. De concretarse, este tren no solo fortalecería el turismo regional, sino que también impulsaría el desarrollo portuario y logístico de toda la zona costera.

En materia de salud, se espera que este año inicie la estructuración de dos importantes proyectos en el país, los cuales se tratan del nuevo Hospital Simón Bolívar y el Hospital Universitario de Colombia, ambos en Bogotá. Estas obras buscan modernizar la red pública hospitalaria, ampliar la cobertura y elevar la calidad del servicio en una ciudad que enfrenta una creciente presión sobre su sistema de salud.
Otros proyectos, aunque estratégicos, aún están bajo la lupa y requieren definiciones urgentes. En cuanto a ello, El Regiotram del Norte, por ejemplo, tiene plazo hasta este mes abril para obtener su viabilidad técnica. Solo después de esa etapa podrán iniciarse las negociaciones con el Gobierno Nacional para conseguir el respaldo financiero mediante un convenio de cofinanciación. Y en el caso de Antioquia, el Tren del Río —una línea férrea paralela al río Medellín— ha sido rechazado dos veces por el Ministerio de Transporte, Sin embargo, la Gobernación de Antioquia busca ahora desarrollarlo con recursos propios, priorizando un primer tramo entre Bello y Barbosa que se integraría al sistema Metro.
En el Valle de Aburrá, la expansión del sistema metro de Medellín es otra prioridad. Actualmente se estudia la construcción de una nueva línea, conocida como Línea S o Línea 3, que se extendería hacia el occidente de la ciudad, posiblemente en dirección al sector de Robledo o incluso hacia Bello. Aunque la iniciativa aún está en etapas preliminares, ya cuenta con estudios de factibilidad financiados por el gobierno nacional, lo que indica un creciente interés en continuar fortaleciendo uno de los sistemas de transporte masivo más exitosos del país.
Igualmente, otro proyecto que ha generado grandes expectativas es el Aeropuerto del Café (Aerocafé), ubicado entre Palestina y Manizales. Esta obra, largamente esperada por el Eje Cafetero, ha sufrido múltiples interrupciones y controversias relacionadas con su ejecución, lo que llevó al gobierno nacional a asumir directamente su construcción en 2023. Actualmente el proyecto se encuentra en etapa de precalificación en donde se espera que en agosto de este año 2025 por fin sea adjudicado este proyecto, permitiendo reducir la dependencia del aeropuerto de Pereira y facilitar la conectividad aérea de una región con gran potencial turístico, agrícola y empresarial.

Otros trenes que siguen siendo promesas sin materialización incluyen el Tren del Pacífico, cuya estructuración sigue en fase de prefactibilidad desde 2022. Aunque su importancia estratégica para la reactivación de la red férrea del suroccidente es indiscutible, no se vislumbra una pronta adjudicación. Por su parte, El Tren del Catatumbo, pensado para conectar esta región del nororiente con la costa Caribe, fue calificado como prioritario por el Gobierno, pero hasta ahora no ha presentado avances ni definiciones técnicas que nos hagan pensar su realización al menos en el corto o mediano plazo.
Asimismo, También se han planteado proyectos que responden a problemáticas sociales críticas, como la nueva sede de la Cárcel Distrital en Bogotá, que fue anunciada recientemente por el alcalde de la capital. Esta nueva penitenciaría se construiría en inmediaciones de la cárcel La Picota y permitiría albergar hasta 2.000 nuevos reclusos, respondiendo al grave hacinamiento que vive el sistema carcelario en la ciudad.
Por otro lado, expertos y gremios coinciden en que es esencial potenciar nuevas fuentes de financiación, como las asociaciones público-privadas, los esquemas de valorización o fondos de infraestructura, tal como lo establece el Plan Nacional de Desarrollo 2022–2026. Sin el fortalecimiento de estos mecanismos alternativos, muchos de los proyectos mencionados corren el riesgo de quedar en el papel, sin posibilidad de ejecución en un contexto fiscal cada vez más ajustado.