El ambicioso plan para conectar Bogotá y Medellín en cinco horas o menos lastimosamente llegó a su fin oficialmente el día 20 de marzo de este año 2024. Esto se dio después de años de estudios e intentos por mejorar la conexión entre las dos principales ciudades de Colombia, y luego de que la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) haya decidido rechazar oficialmente el proyecto de iniciativa privada conocido como Ruta del Agua.
Este proyecto, impulsado por un grupo de destacados empresarios, buscaba construir una nueva vía entre Santuario, en el oriente de Antioquia, y Caño Alegre, en Boyacá. Este tramo es una parte crucial de la carretera que une Bogotá y Medellín, pero que históricamente ha sido un gran desafío debido a su mal estado.
En los últimos meses, las dificultades en esta carretera han sido graves: generando varios accidentes fatales que han ocurrido debido a los numerosos baches en los 123 kilómetros del trayecto. Además, la carretera ha sido cerrada repetidamente por deslizamientos de tierra, bloqueando el acceso tanto al centro del país como a los puertos del Caribe.
Y Para resolver estos inconvenientes, cuatro importantes compañías constructoras, que actualmente operan la concesión Devimed en Antioquia, encargada de construir, mantener y operar vías en la Autopista Medellín – Bogotá y el oriente Antioqueño, propusieron una solución definitiva. En donde su plan consistía en un megaproyecto valorado en 7,6 billones de pesos, que incluía la construcción de 54 kilómetros de nueva carretera entre Santuario y el sector Tres Ranchos, así como un túnel de más de 3 kilómetros y 13,4 kilómetros de viaductos. Además, se proponían dos variantes en El Santuario y Doradal, con 3,26 y 4,85 kilómetros respectivamente.
Esta extensión tenía como propósito ofrecer una solución definitiva a los obstáculos que enfrenta el corredor vial, mejorando así la seguridad y la eficiencia en el transporte entre las dos ciudades.
Igualmente, Parte del plan también contemplaba la administración de rutas periféricas al Valle de Aburrá y aquellas que conectan Antioquia con la Ruta del Sol.
El objetivo de esta iniciativa privada sin duda alguna era mejorar significativamente la infraestructura y garantizar una conexión eficiente entre Bogotá y Medellín, las dos ciudades más importantes del país. Ya En 2022, el proyecto parecía avanzar con la realización de varias audiencias públicas en los municipios cercanos para explicar los beneficios a las comunidades locales y tener una retroalimentación por parte de sus habitantes.
Sin embargo, no fue hasta el día 20 de marzo de 2024, que la Agencia Nacional de Infraestructura, a través de la Resolución 20247020002905, rechazó oficialmente el megaproyecto. Además, esto se dio gracias a una respuesta a un derecho de petición enviado recientemente, en donde la ANI confirmó la decisión sin ofrecer muchos detalles adicionales.
Y Aunque no se proporcionaron explicaciones extensas, la ANI señaló que el proyecto no cumplía con las leyes vigentes sobre iniciativas privadas. Por tal razón, un evaluador contratado por la entidad también concluyó que los estudios de factibilidad del proyecto no eran suficientes para continuar con la licitación.
Gracias a ello y de acuerdo con la entidad, esta decisión se tomó, teniendo en cuenta que los empresarios que presentaron la propuesta la dejaron incompleta y, por ende, no cumplía con los parámetros que exige la ley.
De hecho, en la mayoría de los ítems que se evaluaron se encontró que la información de los estudios de factibilidad era insuficiente para aprobar el megaproyecto. Y por estas y otras razones, el Gobierno deicidio rechazar la iniciativa, que había sido presentada por Mario Huertas Cotes, Procopal, Conconcreto y Castro Tcherassi. Las mismas empresas que hoy operan la concesión Devimed y que pretendían quedarse con el corredor durante 40 años más.
Con esta decisión, el sueño de una conexión rápida entre Bogotá y Medellín parece haberse desvanecido, al menos por ahora.
A lo largo de los años, diversos intentos de mejorar esta ruta han sido insuficientes, y el rechazo de ANI deja claro que aún queda un largo camino por recorrer para encontrar una solución sostenible a estos problemas estructurales. La decisión de la entidad también muestra la compleja naturaleza de los proyectos de infraestructura en Colombia, donde los intereses privados y públicos deben alinearse para llevar a cabo mejoras duraderas en la conectividad nacional.
Cabe resaltar a pesar de esta mala noticia, Que el plan que se tenía previsto y que era conocido como ruta del agua, consistía en intervenir la vía Villeta – Guaduas, que es crucial para la conectividad entre Bogotá y Medellín. El corredor Villeta – Guaduas, situado en el noroccidente de Cundinamarca, es actualmente la ruta obligada para todos los vehículos que viajan entre Cartagena o Medellín y Bogotá.
Esta arteria no solo es fundamental para el tráfico particular y de carga, sino también vital para la competitividad nacional, al enlazar el centro del país con los puertos del Caribe. Esta importancia quedó establecida cuando el gobierno del expresidente Álvaro Uribe incluyó este tramo dentro del megaproyecto Ruta del Sol 1.
Sin embargo, el desarrollo de esta vía quedó incompleto hace más de 10 años, cuando el fenómeno climático de La Niña causó precipitaciones que dejaron el terreno inestable. Documentos de la concesión y de la interventoría que manejaron este tramo confirmaron la necesidad de modificar el trazado original de la Ruta del Sol 1 para evitar complicaciones del terreno.
Actualmente, el desvío hacia el Alto del Trigo ha significado recorridos más largos y congestionados para los conductores, implicando trayectos de entre una y hora y media debido al elevado flujo de vehículos de carga y transporte intermunicipal.
A pesar de todo lo anterior mencionado también aprovechamos esta oportunidad, para comentar que actualmente el Gobierno Nacional y las autoridades regionales trabajan en otros megaproyectos que buscan mejorar la vía Bogotá – Medellín, de tal modo que haya una mejor conexión entre las dos principales ciudades del país.
Con esto presente, la ANI prepara un megaproyecto de cerca de $7 billones, que permitirá terminar la construcción de este tramo en doble calzada y, de paso, mantener a punto el corredor, que hoy en día está a cargo del Instituto Nacional de Vías (Invías).
En total, según este nuevo plan de la Agencia nacional de Infraestructura, se intervendrán 82 km, incluyendo 1,9 km de túneles, entre nuevos y existentes, y 10,8 km de puentes, lo cual promete reducir los tiempos de desplazamiento entre Bogotá y Medellín en una hora o hasta una hora y media. Lo anterior seria la información preliminar que se ha dado para tranquilizar a la población que muy seguidamente tiene que lidiar con la accidentalidad y cierres constantes que a menudo presenta este corredor vial.
Sumado a lo anterior, desde Antioquia también se viene trabajando en una propuesta para construir un tren bala entre Bogotá y Medellín.
Esta iniciativa fue incluida en el Plan Maestro de Transporte y Logística del departamento, que fue presentado a finales del año pasado 2023 por la Promotora Ferrocarril de Antioquia.
Y según el exdirector de la entidad, Gustavo Ruiz, este año se comenzarían a realizar los primeros estudios del megaproyecto, los cuales estarán a cargo de una firma española y serán financiados por el gobierno de ese país, a través de cooperación internacional.
No obstante, la iniciativa aún está pendiente de definir si avanza o no, teniendo en cuenta que el nuevo gobernador, Andrés Julián Rendón, cree que hay otras prioridades que el departamento deben cubrir antes de poder llevar este megaproyecto de infraestructura que se convertiría sin duda alguna en el más grande realizado en todo el país.
Según mismas palabras del mandatario regional actualmente hay otras obras de conectividad para la región que deben estar en primer lugar.
Por tal motivo seguiremos a la espera, para por fin poder contar con una iniciativa real y confiable que pueda conectar a Bogotá y Medellín de una manera más rápida, segura y sostenible.
